Composición

Composición
Kandinsky

sábado, 11 de abril de 2020

Cuchicheo era un barquito

Cuchicheo era un barquito

Cuchicheo era un barquito que navegaba en tus palabras y guardaba secretos. Era la imagen de un amor que surgió en la escritura confinada y compartida. En la complicidad de la mirada torpe que recorría tus rizos y la caricia furtiva sobre los brazos de las sillas que nos separaban en el auditorio en el que cuchicheo decidió zarpar.Cuchicheo era tu aliento navegante. El barquito al que nos subimos juntos. Cuchicheo eran las voces enjauladas en resiliencia que convertimos en amor y ternura, juego y cercanía.  Cuchicheo éramos nosotros navegando ala deriva en corrientes intercontinentales. Tu suspiro en mis labios en la distancia, la lengua que recorría tu cuerpo en la madrugada y el beso gatuno al atardecer. Cuchicheo era un soplo de vida que zarpó y se ancló a muchos puertos desconocidos. Lidió con titánes, con la furia del tiburón mutilado por los humanos y la soledad de la estrella de mar. Cuchicheo era un barquito que se hundió antes de tocar puerto seguro. Su ancla, enredada en el fondo del mar, le arrancó parte de la proa de madera, precipitando su fin. Cuchiceo era un barquito de papel que ya no navega más en tus rizos, mucho menos en tus ojos color miel a veces esmeralda que me miraban a lo lejos. Tampoco se hundirá de nuevo en mis hoyitos de la espalda. Ya no necesita sus surpiros, ni tu aliento, ni mis sonrisas. No requiere de tus miradas cómplices, ni de tu amor para navegar. A veces creo que cuchichero intuía su destino ¿Qué sentido tiene un barco cuando ya no tiene mercancías que entregar? ¿para que una vida sin surcar océanos y mares? pobre cuchicheo que poco a poco fue cayendo anémico de amor. No tuvo nada que entregar ¡cuánta vida misceerable! ¿cuánta ingratitud e infortunio!
Sin duda, él escogió su destino. Es preferible la muerte, antes que volver de nuevo al puerto vacío.
Cuchicheo, ya no vuelves a i puerto de nuevo, ya no te espero.

miércoles, 23 de octubre de 2019

El día que dijiste mi nombre.

Un día dijiste mi nombre y supe que ya no estarías ahí de nuevo para repetirlo. Ese día pusiste punto al final la una oración. Supe que era el punto de la despedida. En ese mismo mensaje noté la ausencia de tus besos, de tus abrazos, de tu apapacho, de tus intensiones que me encantaban: tu lengua deslizándose en mi espalda, tus brazos recorriendo mi cuerpo, tus labios besando los míos, el deseo del encuentro nocturno y el saludo en la madrugada fría, con promesa de arrunche. El día que recibí tu mensaje, era sobrio, nada de amor, nada de dulzura, nada de añoranza, nada de desborde, nada de nada, sólo eso, palabras con mi nombre escrito y un punto final.

Recogimiento

A un rinconcito me fui
juntar mis fragmentos era mi deseo
un ojo por ahí
una rabia por allá
mi boca desgajada
toda ensangrentada

en la esquina, lejos del mundo
necesitaba un momento
aunque fuera un segundo
quería
ver a los ojos mis miedos
quitarles las máscaras
desenredar mis sueños

rescatar del pozo
las palabras que me habitan
la melodía que es alimento
para remendarlas,
tejerlas a mí de nuevo

cartografiar mi cuerpo
deshabitado
mutilado
despojado
de todos los misterios
y todos los anhelos

Al rincón me fui
lejos te quedaste
No podía traerte
añoranza permanente

Cuando del capullo emergí
no estabas ahí.
lo lamento tanto,
pero era mi tiempo
no podía,
yo era toda sufrimiento.









jueves, 17 de octubre de 2019

Intención

Quería escribir un poemita para ti,
pero la neta no encontraba
todas las palabras

yo quería escribir un poemita para ti
uno sonoro
soNooooRoooo
oro, oro, oro,
ooooooooooo

que lograran no dormir
que permaneciera ahí
que pudieran consolarnos
por mi ausencia

Que aliviara tu dolor
en esta despedida hoy
mientras curo el mío
mientras lleno mi vacío
uhh ohh

yo quería darte a ti unos versitos
como aves mensajeras.
que llevaran mis certezas
yo quería aliviar mis tristezas
con besitos de palabras
y noches de faenas

que oliera a naranja
y a violetas
que fuera placidez
ay cosa buena

que oliera a jardines
y mirara las estrellas
que treparara árboles
con conciencia plena

Yo quería escribir unos versitos para tí
pero la no encontraba
no te encontraba
a ti

Tocarte

Tocarte


Tocarte
en el pensamiento para no faltarte (me)
deslizarme desde tu espalda
a mí cuello
de mis ojos
a ti.

Guiarte sin horizonte,
perseguir halos curvilíneos
Ser cascada.
Ser las chispas
de la cercanía
suspendida
hasta tu caída.

Hundir mi piel en tu pecho
caerme
ser viento
ser muerte.
Pendular
y emerger, de nuevo.






Placidez

Horizonte de arrebol,
el reflejo luminoso en mis ojos
gota en el fondo del lago
movimiento circular y
concéntrico
que me atraviesa.
aguas que (me re) corren
serenas.


Me llaman enferma

Poema escrito en 2015.



Me llaman enferma


Soy la roca que cae por el
                                acantilado
El arrojado camino al vacío
una íntima parte del obscuro
                                 sacrificio

Me llaman enferma
he caído bajo el solaz
Se me ha perdido la mirada
en un rezago del halo lunar.

Me llaman enferma
y no sé cómo sanarme,
no sé cómo (des) escribir
vivir-en-el-mundo

Me llaman enferma
tengo dolores heredados
una mancha imborrable,
no es inmaculada mi alma.

Me llaman enferma
aún guardo duelos de amigos
muertos.
Un día quise volar
me impulsé con fuerza
caí
lo intenté
caí

Me llaman enferma
caída
tropiezo
trastabilleo
Antiquísima pesadez
nauseabundo olor fétido

Me llaman enferma
pero a mí
se me antoja una cena de puercoespines
un cocido de armadillo
un insulto
y luego una sonrisa.
Levantar tu dedo índice
de mí.

Me llaman enferma

miércoles, 16 de octubre de 2019

Deshago mis pasos

Deshago mis pasos
regreso a cada huella tuya y mía
la arena que se fuga de mis dedos
con la marea.
La humedad de tu cuerpo bajo el son ineludible del valle,
la dureza del cemento
bajo mis piernas desnudas
los rasguños sobre tu espalda
y los halos dibujados por tus manos
en mi pecho.

Visito de reojo tus mejillas
ajadas por el sol y el viento
mis manos que con dulzura las concienten
ante tu descuido.
Tu verdosa mirada
atenta al movimiento de mis dedos.
Esa mirada grande
que aprobaba cada risa,
cada descuido, cada murmullo.
Tus pestañas
mariposas que besaban mis cachetes
y el pescadito que surgía en el beso juguetón.
El maullido de saludo y de despedida
final.
Tu fuerza que domina al miedo y a la incertidumbre
y tus inhibiciones
impedimentos para nuestro florecimiento.
El desasosiego del desencuentro
el aullido
la derrota
la escucha nocturna desatendida
y la respuesta entreverada en tus palabras
confusas y misteriosas.
Tu dolor desconocido
tu ausencia
tu GRAN AUSENCIA.
peso inexplicable que rasgaba mi espalda
y mi voluntad.
Las manos que jugaban y que ya sólo repudian
tu dolor escupido en mi la última noche
Tu ausencia de cuidado premeditado
tu egoísmo a toda costa
la lástima que nunca te tuve
la rabia que me consume
la garganta.
La impotencia, la frustración
El rechazo y mi creencia estúpida de que fue mi culpa
Mi sentencia:
Toneles cafés que retumban en una habitación
un zumbido hondo y doloroso.
Tu desesperanza sobre la barca rota naufragada
y tus miembros atados.
El abandono y la soledad.
Mi dolor, el tuyo,
estos pasos deshechos
este camino andado que se sigue fugando
de mis dedos
Este camino juntos
la lentitud del fraccionamiento
La definitiva despedida

Lenta despedida


Lenta despedida

Recorro esos que fueron mis pasos
lentamente
Entono la canción que declara mi victoria
A pesar de todo.
Recuerdo los días de mi niñez
Camino por el césped
Con él solíamos crear trampas para incautos
Luego nos alejábamos a hurtadillas
Esperando alguna aparatosa caída.
Recorro mis pasos y vuelvo a ese lugar
Allí temí por mi vida
Viví el más profundo miedo
Escuché el rugir de la tierra al quebrarse
Un sonido bajo
Profundo.
Reviví mis días de austeridad y desconcierto
Sentí de nuevo el fulgor del asombro
Y el vértigo que me llamaba hacia las rocas del suelo
Vistas desde la cima.
Comprometí mi palabra
Aseguré verdades
 que desconozco.
Y vi, de nuevo,
El lugar en el que vivimos
La persistencia del árbol que rompe el asfalto
La ventana desde la cual los milagros aparecían
En matas que crecían a pesar de nosotros,
Y de ellas.
Estuve contigo, la huerta 
y la enramada de jitomates
El microecosistema en la azotea
Los encuentros furtivos con el atardecer
las lagartijas deportistas.
Y los múltiples olores:
El fo, los tallarines, el cosido de carne nocturno.
La calle que me presentó a los camotes,
Ese sonido de trenes avasalladores encapsulados en pequeños carros de lata
y barro.
El camino de escaleras eléctricas, los helados de diez pesos
Y la entrada en G al vagón del metro.
Deshago mis huellas
Piso los senderos
Me ovillo en ellos
Para recorrerlos en mí.