Composición

Composición
Kandinsky

domingo, 16 de noviembre de 2014

Contendor



Me encuentro en este espacio conmigo misma de nuevo. Se ha vuelto un refugio, un espacio deshabitado. A nadie más aguardo aquí. Sólo hay cientos de palabras escritas que se citan unas a otras y evocan un pasado lejano. El presente se desmorona entre las manos mientras voy consumiéndome en mis incertidumbres, inseguridades y pesares. Me deshago lentamente sin siquiera saber cómo desencantar el hechizo. He mirado fijamente a  mi contendor, ese que me obliga todos los días a seguir sus rutinas. Es un círculo vicioso. Vicioso para mi porque me intoxica el alma, me vacía en tanto su presencia es cada vez más grande. Vicioso, su  cara desfigurada me atrae hacia el y sólo veo mi cara en las retinas de sus ojos. Se ve desfigurada, pálida, inerme. Ya he dicho hasta la saciedad que él me arruina y, aunque lucho para que nuestras caras se parezcan cada vez menos, el efecto es el contrario. Se apodera de mi. Se acerca tanto como yo quiero alejarlo. Quisiera derrotarlo de una vez para siempre. Siemplemente que se esfumara y me dejara en paz. Me gustaría golpearlo en lo que más le duele y que así huyera como perro. Me gustaría desarmarle cada una de sus frases humillantes para poder después romperlas en su cara y reírme de sus mentiras: hipócrita y egoista. Mal sana es su compañía, mal sano su consejo, sus reproches, sus latigazos. Tengo surcos en la espalda y en el alma.