Composición

Composición
Kandinsky

viernes, 21 de marzo de 2014

Pataletas







 Pataleta N 6.
Tú ojos miel, te has encargado de recoger los vestigios de la flor rota. Me has recordado lo que significa amar  inocentemente, sigilosamente, cariñosa y desinteresadamente, Qué demente ha sido mi cariño, si pronto has vuelto y te has ido, música de mi jardín, cariño de desdicha, tonos de mi corazón quinceañero que aún espera su estúpido príncipe azul, aunque al feminismo se haya convertido. TÚ, me has recordado qué se siente cuando las mariposas se escapaban de su jaula y revolotean al encuentro furtivo, de nuevo he sentido destellos fulminantes en mis  heridas, levantadas por otros, ahondas por ellos, reparadas por nadie, abandonadas a la deriva de la espera y el tiempo. He perdido la noción del tiempo y al vació he caído, esperando la espera, deseando el deseo, caminando entre las cuerdas de la ilusión y el olvido, corriendo por otros, deseando lo ajeno, león de mil tonos.
De mi has tomado las sonrisas sinceras de las noches ebrias de locura y encanto, de mi te has llevado la guerra que desenvuelvo por la furia, en la ciudad, en la noche de espera. De ti, me he llevado la sonrisa de las canciones inventadas y las notas desafinadas, músico metálico. Ya te ti ha quedado lo mínimo, si no me brindas ni una sonrisa en la madrugada, gato precavido, gato falaz,  gato de dos patas que se ha llevado al alto su sonrisa mendaz, llena de furia y desencanto.
Ya poco me queda, poco más que unas letras de madrugada cuando de mi te alejas y poco me duele ya saber si de mi nombre te acuerdas, color miel. Lastimosamente a las gatas nos toca solas, siempre. Nos toca solas aunque la vida se alegre, aunque unos pocos se acerquen por calor y vuelvan con rasguños y aún así quieran volver, eso si olvidando todo lo anterior y lo siguiente, aunque de mi, se olviden a la mañana siguiente, vuelven por más, aunque de mi éste corazón, triste pero no vacío, con ilusiones, se pierda en el olvido, en la tristeza, en el desamor, de nuevo. Allá vuelve al muelle donde partió, al muelle en el que dejó un día su corazón en busca de una nueva ilusión, en busca de su amor, ese amor que acompañaría su vida, su amor, su pronta recuperación. Ese real amor intangible, inefable, invaluable. INEXISTENTE.

Pataleta N 5
Sus ojos, dos bombillos color miel me miran mientras me desvisten. Los míos le siguen deseando que sus manos se ponen en las mías y juntas comiencen la danza del amor. Mi respiración acelera y la suya es profunda y sonora. Mi piel espera el tacto, espera su pecho frente el mío, mi cabello quiere ser enredado , estrujado, arrancado. Si tan sólo pudiera mirarlo de nuevo como aquella noche y repetirle en el oído que no quiero que se vaya... mientras tanto repetiré las imágenes en mi cabeza una, dos, tres, cuatro veces hasta distorsionarlas y eliminarlas de mi mente.

Él mira y mira su foto en la pared y aún no encuentra las razones suficientes para odiarla, aunque tampoco para amarla. Estuvo siempre disponible para ella, la llamaba, la buscaba pero al parecer, ella sólo estaba ahí en una fotografía, inmóvil con su dulce sonrisa de plata y sus ojos de ébano. ¿Para qué intentarlo de nuevo?. De ahora en adelante, se conformaría con la foto, esta vez sin la esperanza de su presencia.

Pataleta N 3.
Primero la indecisión: ¿La llamo o no la llamo? ¿Será que le pareceré intenso? no, mejor no la llamo. Luego, la llamada: "No contesta. Ahg, mejor ni lo hubiera intentado." Finalmente, sigue esperando que, de repente, una llamada tenga por título su nombre.

Pataleta N 2.
Él se extiende sobre la cama esperando recibir un mensaje de su captora. Revisa el celular una, dos, tres veces sin encontrar más que mensajes viejos y caducos. Se vuelca sobre su cuerpo deseando una caricia, un beso o al menos una respuesta, continua en la cama. La anhela seriamente.

Pataleta N 1.

Así decidió no llamar, no escribir, no fijarse de nuevo en aquel para que no le devolvieran al palpitante sincopa'o latiendo tristemente. Sin embargo, no deja de soñarlo, quererlo y desearlo. Él decidió anhelar en silencio.

Despojos.







Despojo N 3

Mis manos ya son de barro de tanto apretar al dolor. Mi sueño se tambalea de tanto dolor y, llorando también olvidame vos. Olvida, olvida que al final de este amor ya no queda nada. Olvídame, que ya hoy será otro día y mañana ni de mi nombre te acordarás aunque de mi ya ni mañana te acuerdes. Despojo, despojo quiero en esta noche nublada de estrellas, despojo para el sonido metálico que me acompaña en las noches de dolor y lujuria. Despojo para mis noches ebrias de dolor y dulzura, sólo despojo, sólo lujuria, sólo dolor para recordar y olvidar sólo olvido, sólo despojos. Finalmente un adiós que nos espera en la acera de la esquina, sólo despojo, lujuria, dolor y más desahogo. Hoy sólo soy eso, vete pronto aunque ya me hagas falta, vete, lejos y no vuelvas porque si vuelves es posible que me acerque y me queme, de nuevo. 

Aún no entiendo porque sufre mi dolor, si he sabido tu pronta partida, a pesar de no haber llegado, te encargaste de incrustarte en los pocos y rotos lugares de la luna que aún guardo en los rincones, sombríos, vacíos y fragmentados, chico de baúl. He apostado y he perdido. Me alejo sombría y alegre al encontrar...te al nunca tener y perderte, como siempre, como nunca, como ya me he acostumbrado a ser, a estar a vivir, a sentir, lejos, cada vez más lejos, inefable, maldito, inexistente, sólo el espantapajaros de mi nueva y prolongada soledad. He de saludarla con humildad, porque aunque estés, para mí no serás aquel que fuiste, aquel que me hizo vibrar y perderme, aquel que quise seducir y ahora, en la espera, me hace callar mis profundos temores. He apostado de nuevo y he perdido, he querido y sola he esperado. He legado cuando ya el lugar estaba vacío. No estoy, ya me fui por mi equipaje, amor de una noche. Sólo vete que yo te contemplo de lejos, sonido metálico, vete lejitos para poder llorar en silencio. Vete, lejitos... vete,


Despojo 2.
¿Cuántos despojos he hecho de ese vil engaño? ¿cuánta ingratitud? ¿cuánta mentira? ¿cuánta desidia? ¿cuántos pasos más atada a la pata de tu cama o la pata de tu recuerdo, sombrío? Las noches, oscuras y nubladas, se alejan y se acercan cuando tu recuerdo viene a invadirme la paciencia y la cordura. De nuevo la reminiscencia de tu voz y la cordialidad inicial de tu mirada han hecho de mi una prisionera abnegada, después tus afables mentiras y desencuentros desencadenaron la más triste reacción. Súbitamente, un suspiro dejó de ser un augurio bondadoso a convertirse en negras mariposas que revoloteaban en mi estómago, era un augurio mortal, una sensación de escalofrío, nunca logré quitármelo de encima. Ahora que reviso en mi mente tus palabras, todo comenzó con un "ven a mi vida" y terminó con un "Lárgate de aquí" Peores tratos he recibido y, lo peor de todo, es que aún repito las imágenes en mi mente. ¿Cuántas veces tendré que despojarme de ti? Ésta será la última, espero


Despojo N 1

¡Cállate, voz infame, voz inútil, voz maléfica! ¡Déjame en paz y lárgate de acá! ¿por qué vuelves a masacrarme con tu fusta afilada y sucia? He cerrado la puerta a tus reclamos disfrazados de dulce amor abnegado, doliente. He rasgado una a una tus hirientes letras de mi espalda y, he sangrado poco a poco tus puntos suspensivos. El horror y la desidia se alejan con cada tortura en los calabozos, en las tumbas, en la mazmorra. ¡Lárgate, he dicho!

Nunca le crean a una poetisa.



Munch. Mujer vampiro





jueves, 20 de marzo de 2014

Magnetismo cobrizo


Sonaban sus altos, esperaba cruzar la calle e irlo a buscar, mis oídos se perdían en sus melodías sincopadas y mis manos trastabilleaban ante el peso de mi cuerpo cansado y dolido por los días, el tiempo pasaba y mis rodillas se juntaban poco a poco doblegándose a cualquier postor, ya no era mi cuerpo el que decidía mi rumbo, eran mis sentidos y un leve pálpito que me indicaba cuál era mi dirección. Para que voy a mentir, los sonidos brillantes me atraen como abeja al polen, no me resisto a sus encantos cuando invaden mis oídos, claro,  y ésta vez no fue la excepción. Me acerqué poco a poco, temerosa, sin lugar a dudas; cansada del poco trayecto recorrido y,  maravillada, allí estaba la fuente del sonido que me había atrapado como un magneto desde la acera siguiente.
Sus tonos brillantes y su sonido cobrizo continuaron al llegar, mi presencia no impidió su tocar continuo, el público se agolpaba en las sillas de sus carros y aquél músico sólo continuaba en su labor, siempre se tiene que esperar más público aunque se esté cansado, con las manos llenas de graso, sudor, lágrimas y alguna que otra sustancia que se lleva tu aliento por entre los soplidos, finalmente la vida es sólo un suspiro que se aleja entre relojes, relajos y pocas gratas compañías; un leve anhelo que se deshilvana entre esos mismos dedos que se arrastran en la miseria del olvido y del aplauso pasajero. Ya bien lo decía el gato mayor, es mejor enfrentar la vida con temor que perderle el temor y el entusiasmo y,  perderse entre líneas de olvido. Pero bueno, allí estaba él rodeado entre la muchedumbre, indiferente, maravillada o simplemente pasajera de los andenes atiborrados de pobredumbre humana enlatada en carros o muy cómoda en sus aparatejos de 4 sillas y tres vacías. Allí noté el virtuosismo y la vanidad, allí me encontré con la cielo y el infierno en un hombre brillante pero oxidado, allí no tuve miedo a pesar del frío, el cansancio, el polvo y el hambre. Sólo así pude escuchar esos tonos altos y tomarle la mano a un gran hombre hecho polvo que sonríe y se levanta todos los días con música en sus manos.